sábado, 19 de mayo de 2012

12.- Visitas inesperadas.

Cuando Héctor descorrió las cortinas toda la habitación se iluminó repentinamente, dejándolos a todos incapaces de ver a su alrededor. Tardaron un rato en acostumbrarse a la claridad. Cuando lo hicieron pudieron ver la habitación mejor. La habitación tenía el techo muy alto, y era de lo más espaciosa. Sus paredes cubiertas de libros daban una sensación de amplitud, de claridad y de paz. El suelo estaba cubierto por una alfombra de color azul marino tan desgastada como la cortina. No había muchos muebles, tan solo dos sillones estilo victoriano tapizados en rojo, y una pequeña mesa de té en el centro de estos. Nadie hablaba desde la entrada al túnel, pero esque Alex y Miriam no se podían creer lo que veían.
-¿Qué os parece chicos?- Dijo Héctor para romper el hielo.
-Me encanta.- Contestó Miriam tras unos minutos de silencio.- Nunca había visto una biblioteca con tantos libros. A mi me encanta leer, y esto es como un paraíso para mi.
-Sabía que te gustaría.- Y Héctor se acercó a Miriam hasta colocar una de sus manos encima de su hombro derecho.- A tu madre le encantaba, y tu eres igualita a ella.
Miriam se sonrojó y bajó la vista hasta el suelo. Hector apartó la mano y se dirigió a la ventana.
-Si, es un lugar increíble, después de que vuestros padres se conociesen podían pasar horas y horas aquí leyendo.
-Hector, si conociste tanto a nuestros padres, ¿por qué no nos cuentas algo sobre ellos?-Quiso saber Alex.
Héctor se apartó de la ventana lentamente y miró a Alex.
-Todo a su debido tiempo, ahora es la hora de bajar, tenemos visita.- Y se encaminó hacia la puerta.
-¿A qué se refiere?- Quiso saber Miriam.
-Parece que las noticias vuelan muy rápido en estos reinos.

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