viernes, 20 de enero de 2012

1.- El descubrimiento...

Porque le encantaba ir al campo en ese momento no tubo qué decir.
Esta historia comienza como cualquier otra, con una protagonista, pero esta todavía ni se lo figuraba.
Se dirigió al coche con su mochila, en ella llevaba lo inevitable, su cámara, su móvil y una linterna por si a sus padres se les ocurría quedarse hasta más tarde. Era domingo y brillaba el sol como ningún otro día, parecía que el sol se alegraba de que se marchase. Se dirigía junto a sus padres al campo, donde tenían un pequeño terreno que no tenía más que unos árboles que formaban la entrada de un bosque y un llano. A ella, Miriam, le encantaba ir pues tenía una maravillosa cámara nueva y quería estrenarla.
El trayecto duró una media hora, que su padre se tiró contando sus historias, pero llevaba los cascos y no les prestó atención. Cuando llegaron todo le parecía desconocido, y con razón, no venía desde los cuatro años y acababa de cumplir los quince.
-Miriam, baja la comida.- La interrumpió su madre.- Tu padre y yo pondremos las mesas mientras. Tu hermana te ayudará, ¿Vale?
-Vaale...
Se dirigió a las mesas que sus padres habían montado con unas cuantas bolsas. Las dejó allí y cogió una silla para sentarse a la sombra de un gran árbol.
Esperó un cuarto de hora o cosa así, no lo sabía a ciencia cierta porque su móvil se había quedado sin batería, y por fin sus padres la llamaron a comer.
Cuando terminó de comer se fue hacía el coche para coger su cámara, pero alguien la llamó a su espalda.
-Miriam,- dijo su padre.- No te vayas todavía que tienes que recoger los platos.
-Jooo,- protestó- pero si iba al bosque.
-Pero tu eres de la familia, ¿no? Pues recoge.- Dijo su padre tanjante.
-No te preocupes,- le dijo sus madre al oido,- vete. Yo recogeré lo tuyo. Pero no te lleves la cámara, después te la llevas cuando vayas con nosotros. Y no tardes mucho, que no llevas móvil.
-Vale.
Se encaminó a la entrada de ese pequeño bosque que tanto le encantaba, aunque notaba algo raro en él.
Los árboles estaban dispuestos en un medio circulo, y como los árboles eran altos y frondosos, no se veía mucho más de la entrada.
De pronto, escuchó un ruido a su espalda, como si alguien hubiera pisado una rama.
-¿Hay alguien ahí?- Preguntó, aunque sabía que nadie iba a responder.
Se disponía a encontrar el foco de ese extraño ruido cuando, de pronto, calló al suelo. Todo se le volvió negro, y aunque ella no se dio cuenta de lo que había pasado, había caído al suelo después de haberse enganchado con una raíz que sobresalía del suelo.
Después de haber estado inconsciente un rato, despertó un poco mareada.
Todo parecía diferente. Todo había cambiado...

2 comentarios:

  1. Bueno esto es el primer capitulo de lo que quiero que sea una pequeñita novela. Si vosotros quereis y os gusta podeis dejar vuestro comentario para que siga escribiendo... gracias por todo! :)

    ResponderEliminar
  2. Uiui, !Todo había cambiado...". Esto rezuma intriga, vamos a entrar en Farnolor :)

    ResponderEliminar